jueves, 3 de diciembre de 2009

A un amigo, a un hermano...


En muchas oportunidades he escrito sobre los ciclos de vida, sobre todas esas etapas que muchas veces sin darse uno cuenta, otras tantas dándose cuenta, se abren y cierran en este trayecto de tiempo que recorremos en el espacio y que llamamos vida.

Hace un par de días despedí a un amigo, valga decir y aunque suene cursi, con un nudo en la garganta, a pesar de tener la certeza de que fue mas un “hasta luego” que una despedida. Su partida me hizo sentir melancólico al rememorar toda una etapa de vida que experimentamos juntos, para mi amigo fue una etapa de desarrollo profesional, de crecimiento humano, de crecimiento cultural y de muchos gratos logros por metas alcanzadas y sueños cumplidos, para mi por otro lado, ese ciclo represento el inicio de un cierre que era necesario vivir para sanar viejas heridas y sonreírle a la vida y vaya que tuve la oportunidad de sonreírle a la vida a su lado.

Así como el se siente muy agradecido por haberle tendido la mano o habérsela puesto en el hombro en los tiempos de dificultad, yo probablemente tengo muchísimas mas cosas que agradecerle y que estoy seguro que el ni se imagina.

Tuve la oportunidad de conocer una cultura maravillosamente rica, tuve la oportunidad de rodearme de un montón de gente que hoy en día muchos son amigos, tuve la oportunidad de conocer en primera fila un país exquisito, tuve la oportunidad de reír y llorar en noches de tragos, tuve la oportunidad de explorar los alcances físicos que puede tener el cuerpo humano y que muchos desconocemos, tuve la oportunidad de estudiar un poquito de historia y de aprender de raíces ancestrales, tuve la oportunidad reír, de nuevamente reír en un periodo de mi vida donde pensaba que la risa había desaparecido, tuve la oportunidad de plantearme nuevos retos para salir de mi rutina profesional, de todas esas y muchas cosas mas tuve oportunidad.

Ciertamente hoy la tristeza tanto a el como a mi, y a muchas otras personas mas que el dejo en su trayecto por estas tierra, nos embarga, pero es una tristeza melancólica, para nada pesimista, porque deja muchos buenos recuerdos, porque deja la satisfacción de haber hecho las cosas bien, de haber entrado y salido por la puerta del frente y de haberse robado con humildad, sinceridad y lealtad el cariño de muchos. La vida cambia de la noche a la mañana, el mundo siempre sigue girando y somos apenas una diminuta e insignificante fracción de el, nada esta dicho hasta el fin, queda mucho por vivir y muchos sitios para volvernos a ver.

Muito obrigado meu pai, um grande Axé para você!!

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