domingo, 5 de octubre de 2008

Tu Presencia


Te has convertido en mi mejor y más fiel amiga.

En un principio tu sola presencia producía pánico en mí.
Te rechazaba involuntariamente, tenia miedo de dejarte entrar en mi vida.
Me producías una sensación indescriptible cada vez que me acompañabas. Era una mezcla de nostalgia, temor, vacío y tempestad… si es que puedo de alguna manera describirla.

A medida que pasaba el tiempo estabas cada vez más y más conmigo, no importaba donde fuera, cuantos sitios visitara, cuantos viajes hiciera, cuanta gente me rodeara, cuanta fiesta y rumba asistiera, en solo un instante que volteaba mi mirada te encontraba y ahí estabas, mirandome y tus ojos me decían; “aquí estoy… no me he ido, sigo a tu lado, no te abandono”.

Por un tiempo luché enormemente por deshacerme de ti, por intentar no sentir más tu presencia, por hacer que te desaparecieras de mi vida y no volverte a encontrar. Esa lucha solo me dejó cansancio físico y mental, para luego darme cuenta que no lo iba a lograr, que la mejor manera era conocerte de verdad y que compartiesemos tiempo juntos para saber quienes eramos en realidad.

Así fue como sucedió, así fue como te convertiste en mi mejor aliada, en mi alcahueta, en mi fiel oyente, en la que me enseño a conocerme cada día un poquito mas a mi mismo. Gracias a ti reencontré cosas en mí que había ya olvidado, gracias a ti he descubierto muchas nuevas cosas en mi que desconocía.

Ahora estoy consciente de tu presencia día a día y cuando no te siento tengo la necesidad de buscarte y encontrarte, cuando no te veo… quizás por el bullicio de los días que acompañan mi vida… o quizás por la gente que forma parte de ellos… quizas por la dinámica de todo mi mundo… lo cierto es que cuando no te veo, te extraño e instantáneamente te busco.

Gracias por ayudarme a conocerme, gracias por enseñarme a no temerte.

Tu nombre… Soledad, Tu apellido… Silencio.

1 comentario:

Unknown dijo...

tenia un tiempo sin pasearme por aca pero ya me puse al dia.
El silencio puede convertirse en el mejor compañero pero, si lo dejamos acompañarnos demasiado es como poner una piedra debajo de una gotera... no sientes como o cuando pero eventualmente se creara un hueco enorme en ella.

El silencio debemos saber cuando guardarlo y cuando sacarlo. Nunca darle el control completo.