Hoy vuelvo a tocar la puerta,
Este sabor amargo me recuerda,
El dulce placer de aquella mirada perfecta,
Que hoy no está porque la rodea la ausencia.
Hoy miro de nuevo al horizonte,
Espacio infinito que me pierde en su grandeza,
Con un silencio profundo que recorre esa mirada de ausencia.
Mil ecos reviven la experiencia repleta
Que fue compartir aquellos tiempos con aquella mirada perfecta.
Hoy recuerdo como me perdí en aquel instante,
Donde no era lo que soy ni fui lo que era,
Donde no recuerdo lo que quería aunque nunca deje ser lo que pensé que sería,
Hoy ese sabor amargo en la lengua,
Me recuerda aquella vez marcada ahora por la no presencia.
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