
Cuando creces generalmente tiendes a buscar emociones más fuertes, que te hagan sentir y hacer correr la adrenalina en el cuerpo. Recuerdo que de pequeño observaba “the roller coaster” y pensaba que sería lo máximo el día que me montase en ella, hace poco escribí que estaba montado en ella (metafóricamente) y que necesitaba bajarme para tener tranquilidad de nuevo en mi vida.
Hoy estoy montado en un carrusel. Para un adulto es aburrido, fastidioso, todo el que lo mira dice “que rutinario”, “que aburrido”, “poco emocionante”... sin embargo; el carrusel cuando pequeño te hacia sonar, te alegraba, te brindaba seguridad, te parecía hermoso, producía una cosquillita en el estomago cuando empezaba a girar, la música era suave, todo era perfecto en esos minutos. Así siento mi carrusel, voy girando en el... pensando en mis sueños, mis metas, mis planes, mis oportunidades, mi estabilidad, mi paz.... nada de subes y bajas, nada de aveces arriba, aveces abajo....
En aquel carrusel de mi infancia generalmente tenia al lado a una persona super importante que me cuidaba, se montaba conmigo para darme seguridad y si no lo hacia me miraba desde abajo sonriente y alegraba mi travesía, me tendía la mano imaginaria que me guiaba... era mi madre.
En el carrusel de hoy estás tú... gracias por estar de nuevo, tú en mi carrusel brindas todo eso.
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